viernes, 23 de noviembre de 2007

Cine y Literatura






Hola a todos:

El programa de este fin de semana será sobre la música inspirada en adaptaciones de varias novelas a la pantalla grande. Son muchas las películas que se han realizado hasta el momento, en las que se ha tratado de interpretar lo más fielmente posible, diferentes obras literarias, siendo en algunos casos exitoso el resultado, o en otros casos catastrófico. De igual manera, esta apreciación es algo muy subjetivo. De antemano, se sabe que el cine y la literatura son dos lenguajes muy diferentes, y no podrán nunca concordar totalmente.

Los procesos políticos y los escenarios de guerra han sido de gran interés para la literatura anglosajona y en particular para el cine. De ello es prueba las múltiples adaptaciones cinematográficas de las novelas de John Le Carré y Graham Greene, maestros del thriller político y el mundo de los espías.

El Jardinero Fiel es una novela de Le Carré llevada al cine por el director brasileño Fernando Meirelles famoso por su película de la favela de Río de Janeiro Ciudad de Dios. La trama de la novela se inserta en el mundo de la diplomacia británica en Kenya y el negocio de las transnacionales farmacéuticas que en teoría prueban sus nuevos medicamentos como la ficcional Dipraxa para curar la tuberculosis en enfermos africanos, pues sus vidas no valen para el resto del mundo y de paso, reciben gratuitamente medicina para tratar la penosa enfermedad del sida por permitir experimentar con ellos las nuevas tabletas de la corporación Hipo. Nairobi es el escenario inicial de la novela y la película, donde sus dos protagonistas Tessa y Justin dividen sus vidas, ella por el amor a los niños y los derechos humanos en la zona marginal, él por la diplomacia que lo conducirá a encontrar a los asesinos de su esposa en la elite y la corrupción de sus allegados. Tanto así que sacrifica su vida para poder estar con ella, porque tal cuál dijo “Tessa es mi hogar”.

El desarrollo musical fue llevado a cabo por el ya consagrado español Alberto Iglesias que utilizó instrumentos nativos para ambientar la ciudad que coexiste entre la riqueza y la pobreza, los grandes paisajes del país africano y el amor de los protagonistas.

El Fin del Romance es una novela de Graham Greene llevada al cine por Neil Jordan en 1999, que trata la condición moral del amor en un triangulo apasionado entre una mujer casada, Sarah, quien fue interpretada por Juliane Moore, y que le valió la nominación al Oscar a Mejor Actriz Principal, su marido, Henry Miles, interpretado por Stephen Rea, y el amante que narra con honestidad su deseo de que ella sólo esté con él, este último fue interpretado por Ralph Fiennes. La historia se basa en un estado crucial: la muerte que se la lleva a ella por una enfermedad y la que aparece incipiente en un bombardeo alemán durante la segunda guerra mundial para su amante, ella al verlo así le pide a “Dios” que le devuelva la vida y jura arrepentirse de su infidelidad y quedarse al lado de su marido. La música compuesta por Nyman, se convierte en la expresión más honesta del amor tan profundo que los une, al punto de dejarlo para cumplir su promesa divina por el retorno a la vida de Maurice que dice cuando la ve después a ella muriendo al mismo “Dios”: “haré lo que sea, si usted la hace vivir...solamente déjela viva una vez mas”.

En la década de los 90 se estrenaron dos grandes películas de amor inspiradas en novelas que mostraban momentos de tensión política. Primero en 1994, el escritor chileno Antonio Skármeta se hizo famoso mundialmente por la adaptación de la premiada película Il Postino, inspirada en su gratísima novela “El cartero de Neruda”. Situada originalmente en los últimos años del poeta en isla negra al lado de su adorada Matilde, con el descubrimiento de una nueva amistad con su cartero, un joven de 17 años de edad, Mario Jiménez, y el cortejo permanente de él hacía la hermosa Beatriz por medio del aprendizaje riguroso de los versos de Neruda. La banda sonora, ganadora del Oscar, fue realizada por el argentino Luis Bacalov. Ambienta perfectamente la reflexión de Skármeta acerca del fin de Neruda: “muere el poeta, muere la democracia”.

El mexicano Alfonso Cuarón en 1998 estrenó una adaptación cinematográfica contemporánea de la novela clásica Grandes Esperanzas de Charles Dickens. El ejemplo literario más claro de que las propias acciones no siempre determinan nuestras vidas. Es una gran historia del ascenso social de Philipp Pirrip, bajo la mano oculta de un benefactor que hace parte de la ilegalidad, el señor Provis. Pero también es una historia de desamor desde que el niño “Pip” conoce a la rica y hermosa niña, Estela, adoptada por la señora Havisham y entrenada con un sólo fin: destruir los corazones de los hombres. Textualmente como lo dice Dickens: “…el verdadero amor. Es devoción ciega, humillación absoluta, total sumisión, fe y confianza contra uno mismo y el mundo entero, plena entrega del alma y el corazón al que te lo destroza…”. En la cinta de Cuarón, el protagonista, interpretado por Ethan Hawke, se llamó Finnegan Bell, más conocido como “Finn”, en diminutivo, al igual que “Pip”. La banda sonora de la película fue escrita con sencillez por el inglés Patrick Doyle. Esta película fue protagonizada por los británicos Ralph Fiennes y Rachel Weisz, que se llevaría el Oscar a Mejor Actriz de Reparto, por su papel como Tessa.

Una de las mejores películas de lo últimos años tampoco ha sido ajena al fenómeno de la literatura y del guión adaptado. Secreto en la Montaña, la famosa película que ganó en todos los festivales de cine en que se presentó, pero que fue ignorada por el Oscar, está inspirada en un relato de la escritora estadounidense Annie Proulx llamado En Terreno Vedado, que se presenta como una ironía al machismo del cowboy y una propuesta al respeto a la intimidad y a la condición sexual en imperios donde reina la homofobia. Más que una película sobre dos vaqueros, que intiman en un espacio para la aparente gallardía, es una historia de amor clandestino entre Ennis y Jack contada perfectamente por el director Ang Lee y musicalizada majestuosamente por el argentino Gustavo Santaolalla, tanto así, que fue merecedor del Oscar por mejor banda sonora original.

Una gran película que cumplió este año su 25 aniversario de creación, fue Blade Runner, basada en la controversial, futurista y apocalíptica novela de Philip Dick, “Sueñan los androides con ovejas eléctricas” y dirigida por el norteamericano Ridley Scott. La novela plantea el dilema presente de matar y no sentir nada, así sea a unos androides en el futuro, total para ello se puede alterar el estado de animo por medio de la tecnología, olvidar y creer que la realidad es verdadera. La banda sonora fue compuesta por el griego y siempre enigmático Vangelis, con una melodía de otro mundo, uno mas avanzado con caza recompensas, dioses cibernéticos y androides más capacitados para sentir que los propios seres humanos o sino porque un “cuasi” robot como Roy Batty le dice a Rick Deckard un humano depredador de vidas cibernéticas, interpretado por Harrison Ford: “he visto cosas que a los humanos les costaría creer…”.

Durante el programa, se escucharán cortes musicales de cada una de las películas que se mencionan en esta publicación.

Domingo 25 de noviembre - 10:30-11:00 p.m. (-05:00 GMT)
Escúchelo a través de los 91.9 FM de Javeriana Estéreo en Bogotá o a través del Real Audio de http://www.javerianaestereo.com/