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Resulta extraño y curioso que en pleno siglo XXI, cuando el cine se encuentra en etapa de transición hacia la era digital, con el 3D en boga y con películas que pronto dejarán de ser proyectadas en la tradicional cinta de 35 milímetros en las salas de cine de todo el mundo, una película muda, filmada en blanco y negro, haya sido la gran ganadora de los galardones más importantes del séptimo arte que premiaron lo mejor del 2011. Pero así ocurrió.
El Artista, una cinta ideada, escrita y dirigida por el francés Michel Hazanivicius, se robó el corazón de muchos, especialmente el de aquellos que manejan y pertenecen al mundo de Hollywood, la industria más poderosa e influyente en el mundo del cine, y triunfó en los Óscar, al obtener cinco estatuillas doradas en las categorías de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor Principal, Mejor Diseño de Vestuario y Mejor Banda Sonora Original. Además, se llevó tres Globos de Oro, siete premios BAFTA, y seis César, entre otros galardones. El programa del domingo pasado fue dedicado a escuchar en estreno una selección de cortes de la banda sonora original de esta aclamada producción, obra del compositor Ludovic Bource, socio musical de Hazanivicius.
“El cine mudo es sensorial, emocional; el hecho de no tener que pasar por un texto te devuelve a la forma más básica de contar una historia que solamente funciona con base en los sentimientos que has creado. Es una técnica de trabajo fascinante…yo estoy interesado en la estilización de la realidad y en la posibilidad de jugar con códigos. Fue así como surgió la idea de hacer esta película en blanco y negro que se desarrolla en el Hollywood de finales de los años 20 y principios de los 30”. Con estas palabras describe Michel Hazanivicius las razones por las que quiso realizar esta película con los códigos y formas de la era muda del cine, período que recordemos inició a finales del siglo XIX con la invención del cinematógrafo por parte de los hermanos Lumiére y culminó a finales de los años 20, cuando se estrenó El cantante de jazz y el cine sonoro se impuso.
Precisamente, durante el período de transición de una era a la otra es en el que se desarrolla la acción de esta historia protagonizada por George Valentin (Jean Dujardin), una estrella del cine mudo cuya carrera se va a pique con la llegada de las películas con diálogos, pues se rehúsa a hacer parte de este nuevo movimiento. Una joven actriz llamada Peppy Miller (Bérénice Bejo), quien empezó en producciones mudas, entre ellas una en la que trabajó con Valentin, ve como algo natural este avance de la tecnología y se convierte en una vedette del séptimo arte.
Sumido en una crisis existencial, endeudado y abandonado por su mujer, Valentin solo cuenta con su mascota, un perro Jack Russell Terrier que lo salva de la muerte cuando intenta suicidarse, y renace gracias a Miller, quien se enamoró de él a primera vista cuando lo conoció y lo convence de volver a los sets de grabación. Es así como transcurre la trama de esta divertida y sencilla cinta que rinde un sentido homenaje a las raíces del séptimo arte.
En el caso de la música, que cumple un rol clave al no haber diálogos, Ludovic Bource también aplicó la misma fórmula de Hazanivicius. Investigó y escuchó la música del cine mudo y de la era dorada de Hollywood para crear una partitura en el estilo de las películas de la primera mitad del siglo XX. Es importante aclarar que la música ha estado unida al cine desde sus orígenes. Cuando se presentaban las primeras cintas a finales del siglo XIX, había un músico, por lo general un pianista, que interpretaba en vivo melodías durante la proyección.
Aunque no siempre guardaban relación con lo que sucedía en la pantalla grande, con el paso del tiempo sí empezó a haber un dialogo entre el director y el músico para crear una sincronía entre imagen y música. Y aunque en principio se utilizaban piezas u obras ya creadas con anterioridad, poco tiempo después el rol del compositor empezó a florecer. Uno de los pioneros en este rubro fue el legendario Charles Chaplin, quien además de ser director, productor, guionista y actor protagonista, también componía la música de sus películas.
Posteriormente, con la llegada del cine sonoro, hecho que impulsó a Hollywood como la industria más poderosa del séptimo arte, las grandes producciones de la era dorada, periodo vivido entre los años 30 y los 50, contaron con música original de compositores clásicos, muchos de ellos provenientes de Europa a causa de la Segunda Guerra Mundial, y otros del medio local. La tradición del romanticismo del siglo XIX, período en el que la música se transformó y los compositores crearon con mayor libertad obras llenas de sentimiento, fue la que dominó las partituras compuestas para el cine de esa época, pues el estilo se acomodaba perfectamente para transmitir y acompañar las emociones de cada filme.
Ludovic Bource, quien es un compositor empírico y no había musicalizado nunca un largometraje, tomó elementos de esta tradición y compuso su partitura con base en las grandes obras de compositores como Chaplin, Max Steiner, Franz Waxman, Alfred Newman y Bernard Herrmann. El reto era enorme, pero el francés lo sorteó con creces. Creó esta partitura que, dada la característica del filme, mudo y en blanco y negro, acompaña el guion de principio a fin. Para ello trabajó junto a la Orquesta Filarmónica de Bruselas, conformada por 80 músicos. La música es exultante, divertida, con ese tono añejo de la época en que se desarrolla el filme, y acompaña cada escena de manera solvente y adecuada. La mayoría de cortes van unidos sin pausas y la banda sonora incluye además algunos temas no originales de artistas como Duke Ellington y Alberto Ginastera.
Aunque esta película es un lindo homenaje a los orígenes del séptimo arte, para algunos críticos no merecía llevarse los galardones más importantes de la temporada, ya que hubo producciones de gran nivel que pudieron obtenerlos con toda justicia. Sin embargo, la nostalgia, las buenas actuaciones, y el respaldo de la compañía productora Weinstein, hicieron que la cinta arrasara en los Óscar, Globos de Oro, BAFTA y César.
Esta es la segunda película muda en la historia de los premios Óscar que obtiene el premio a Mejor Película, algo que solo había conseguido Wings, ganadora de la estatuilla dorada en la primera entrega de los galardones otorgados por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. La última cinta filmada en blanco y negro que se había llevado el máximo reconocimento había sido La lista de Schindler de Steven Spielberg, en 1994.
En cuanto a Ludovic Bource, músico sin formación académica que solo había trabajado en comerciales y cortometrajes, su debut internacional fue inmejorable. Obtuvo la triple corona de las bandas sonoras, es decir, ganó el Óscar, el Globo de Oro y el BAFTA, algo que solamente han logrado junto a él cinco compositores en la historia: Burt Bacharach por Butch Cassidy and the Sundance Kid; John Williams en tres ocasiones, por Tiburón, Star Wars e E.T.; Gabriel Yared por El paciente inglés; A.R. Rahman por ¿Quieres ser millonario?, y Michael Giacchino por Up: Una aventura de altura.
Domingo 11 de marzo de 2012 - 8:30-9:00 p.m. (GMT -05:00)
Javeriana Estéreo 91.9 FM - Música sin fronteras en Bogotá o audio en vivo en www.javerianaestereo.com
Escuche el podcast de este programa en el siguiente link: http://www.javeriana.edu.co/javerianaestereo/podcast/index.php?id=5027