Para González, la vida es una suma de realidades que se encuentran de vez en cuando, obligándonos a conocernos, mirarnos a los ojos e intentar descubrir qué somos. La coestrella y formador de todas esas imágenes y reflexiones visuales ha sido su guionista Guillermo Arriaga, apostador de la contingencia y los azares de las cosas que no se pueden controlar, tal y como lo vivió en su infancia cuando con un golpe en una pelea barrial perdió el sentido del olfato para siempre. 
La trilogía de la muerte empieza por Amores Perros, película del año 2000 que le dio oxigeno al agonizante cine mexicano y fue merecedora de una nominación al Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera, así como ganadora de un Premio BAFTA en la categoría de Mejor Película Extranjera en Lengua Extranjera de 2001, al igual que del Young Critics Award del Festival Internacional de Cine de Cannes del año 2000.

Amores Perros, que para la época de su estreno, planteaba una interrogación de difícil solución durante la exhibición de su trailer: ¿Qué es el amor?, proponía una historia basada en el tropezón de tres historias de vida marcadas por un accidente de auto, pero que en el fondo revelaba la decadencia de existir en una megalópolis como la Ciudad de México, en donde todos los individuos son extraños, las distancias incitan los desencuentros, los ricos se sobreponen a los pobres, y al parecer se vive en un laberinto sin salida alguna que no sea la violencia.
Estructuralmente, la maestría de la dirección, la precisión del guión, las actuaciones desbordadas y sorprendentes, en especial la del Chivo, son potenciadas por la música de Gustavo Santaolalla, hasta ese momento productor musical de rock y pop, figura importante del llamado ‘rock nacional’ en Argentina, ayudó a fusionar los sonidos folclóricos latinos con el rock anglo junto a su banda Arco Iris y luego como artista en solitario fue pionero en la incorporación del llamado sonido de los ochentas en el rock argentino. Virgen en los campos del cine, se lanzó a la escena con un sonido acústico y electrónico profuso de lamentos y melancolías, utilizando guitarras acústicas y el charango, siendo el instrumento protagonista de sus bandas sonoras.A partir de las candidaturas, premios y elogios que tuvo Amores Perros, González Iñárritu, junto a su equipo: Guillermo Arriaga, Rodrigo Pietro, director de fotografía, Santaolalla, compositor musical y uno de los actores a su mando, Gael García Bernal, se catapultaron al cine internacional y aterrizaron con honores en Hollywood, la meca del cine norteamericano.

Para el año 2000, se estrenó la segunda obra de la muerte de la dupla González-Arriaga, titulada 21 gramos. Es una experimentación en el plano técnico de una mayor inversión que la anterior, con un historia contada en inglés y con la actuación de tres grandes actores como Sean Penn, Naomi Watts y Benicio del Toro, que al final de la temporada fueron nominados al Oscar, en el mismo orden a Mejor Actor Principal, Mejor Actriz Principal y Mejor Actor Secundario. Arriaga logró también una nominación a Mejor Guión Original.
Aunque la historia de los personajes se entrelaza de nuevo con un accidente automovilístico, se logra plantear que hay algo más allá de la muerte física, de donde proviene el título, respecto a los 21 gramos que pierden todos los seres humanos al fallecer, en una alegoría al peso del alma que abandona al cuerpo. La película muestra que la vida es una ruleta dialéctica, que nada es infinito, ni la felicidad ni la tristeza, todo cambia, se transforma y finaliza en algún punto de la vida de otros que la inician.
Para esta ocasión, Gustavo Santaolalla experimentó con una banda sonora que mantiene una estructura rítmica similar a la de Amores Perros, pero que avanza en la elaboración de sonidos más desgarradores, en un tono más reflexivo a la acción humana, sumado a esto, agrega a las guitarras un bandoneón, que imprime esa tristeza que trae el duelo y la pérdida de los seres queridos.

Finalizando la trilogía de la muerte aparece Babel, película del 2007, que hasta el momento es el proyecto más ambicioso de González y Arriaga; protagonizada por Brad Pitt, Cate Blanchett, Adriana Barraza, Koji Yakusho y Gael García Bernal, Babel ganó el Globo de Oro a Mejor Película de Drama y fue candidata a seis premios Oscar, entre ellos a los de Mejor Película y Mejor Director. Finalmente sólo consiguió el premio en la categoría de Mejor Banda Sonora para Gustavo Santaolalla, repitiendo estatuilla tras haber ganado el año inmediatamente anterior por la música que compuso para Secreto en la Montaña del director chino Ang Lee.


La filmación de la película se desarrolló en Marruecos, Japón y la frontera de México-Estados Unidos. Se manejo lingüísticamente en 4 idiomas, lo que hace que Babel tenga un planteamiento difícil de comprender a simple vista. En primer lugar va mostrando en tres sociedades tan disímiles, la perduración en el hombre de los mismos deseos sexuales, la constancia en la falta de entendimiento a las reglas, la fuerza de la coacción estatal ante el error del que subordina, la conformidad como prisión para seguir respirando. En segundo lugar, muestra que estamos cerca cada vez más los unos de los otros, que la globalización hace rato dejó de ser un principio político y económico, y más que ello se ha transformado en un mandamiento humano, para querer vivir, y poder sentir, antes de morir como verdad indiscutible e ineludible. *
*Colaboración Especial en el texto de Camilo Bácares Jara

Domingo 22 de junio de 2008 - 10:30-11:00 p.m. - (GMT -05:00) Escúchelo por los 91.9 FM de Javeriana Estéreo o a través del Real Audio de http://www.javerianaestereo.com/


En 1978, Allan Carr y el exitoso productor Robert Stigwood decidieron llevar a la pantalla grande este musical, que es hasta la fecha uno de los más exitosos en la historia de Broadway. La dirección estuvo a cargo de Randall Kleiser y para los roles protagónicos se eligió a John Travolta y Olivia Newton-John. Para Travolta este fue el punto más alto en su carrera, meses atrás le había dado la vuelta al mundo como el gran bailarín de discoteca Tony Maniero, de la recordada Saturday Night Fever. Olivia Newton-John ya había tenido éxito como cantante de pop a inicios de la década del 70, pero fue esta película la que la dio a conocer a nivel mundial.

