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El pasado miércoles 29 de junio de 2011, se conmemoraron cien años del nacimiento de uno de los grandes genios de la música para cine, el compositor estadounidense Bernard Herrmann. Conocido por su vínculo con el legendario director británico Alfred Hitchcock, Herrmann tuvo una carrera prolífica y exitosa a lo largo de casi cuatro décadas, tiempo durante el cual realizó obras maestras y creó un estilo propio que influenció a varios compositores de generaciones posteriores. Con motivo de la celebración del primer centenario del natalicio de este célebre compositor, dedicamos nuestras dos emisiones pasadas hacer un recorrido por su vida y obra, escuchando algunas de sus más recordadas creaciones.
De ascendencia judía, Herrmann nació en Manhattan y se formó en la Universidad de Nueva York y la Julliard School of Music, donde recibió clases del reconocido compositor estadounidense Aaron Copland. A sus 20 años, el neoyorquino creó su propia orquesta y la dirigió con éxito, y en 1934, con tan solo 23 años, se unió a la CBS, en donde trabajó durante varios años como director principal de su orquesta sinfónica. Allí cumplió un rol vital en la difusión de obras clásicas para las audiencias norteamericanas durante los años 30 y 40.
En 1941, Herrmann debutó en el séptimo arte con la banda sonora original de Ciudadano Kane, clásica producción de Orson Welles, quien era amigo y colega de Herrmann, pues ambos trabajaban en la emisora de la CBS. Fue así como el compositor llegó al cine y creó una partitura poco ortodoxa, con cortes no muy extensos, pero muy apropiados para acompañar la trama de esta legendaria producción, considerada por muchos estadounidenses como la mejor película de la historia del cine norteamericano. Este primer trabajo hizo merecedor a Herrmann de una nominación en los premios Óscar en 1942, año en el cual obtuvo la estatuilla dorada por su segundo trabajo en el cine, la banda sonora original de El hombre que vendió su alma, película del género fantástico.
Luego de su debut con Ciudadano Kane, Herrmann compuso varias bandas sonoras para películas de la 20th Century Fox, productora que lo contrató años después, cuando se retiró de la CBS. Al mismo tiempo, compuso varias sinfonías y óperas de su autoría, las cuales fueron interpretadas por grandes directores y orquestas del mundo. En 1946, el neoyorquino recibió su segunda nominación en los premios de la Academia por la partitura que compuso para la película Ana y el rey de Siam. Un año después, escribió una de sus bandas sonoras más destacadas en la década de los 40, la de El fantasma y la señora Muir, cinta dirigida por Joseph Mankiewicz, y protagonizada por Gene Tierney, Rex Harrison y George Sanders.
El primer trabajo de Herrmann, luego de mudarse de Nueva York a Hollywood en 1951, fue el que realizó para la película Ultimátum a la tierra, clásica cinta de ciencia ficción dirigida por Robert Wise. Dicha partitura significó una de las cumbres en su carrera. El compositor tuvo el gran reto de crear música que expresara una sonoridad que no proviniera de la Tierra, por lo cual utilizó una instrumentación no convencional. Un violín, un violonchelo y un bajo eléctrico, dos eterófonos, dos órganos Hammond, dos glockenspiel y un órgano eléctrico a gran escala fueron algunos de dichos instrumentos. El compositor Danny Elfman declaró que esta banda sonora, nominada a un Globo de Oro, le sirvió de inspiración para dedicarse a la composición de música para cine.
En 1955, Bernard Herrmann trabajó por primera vez con el llamado maestro del suspenso, el director británico Alfred Hitchcock. A lo largo de una década, la sociedad entre Herrmann y Hitchcock fue muy fructífera y dio como resultado obras maestras del cine en las que la música fue un acompañante imprescindible. Esa primera colaboración entre ambos se tituló Pero...¿quién mató a Harry?, una comedia negra basada en una novela de Jack Trevor Story, titulada The trouble with Harry. Un año después, ambos trabajaron en la película El hombre que sabía demasiado, un remake a color de una cinta del mismo Hitchcock realizada 22 años antes. Aunque Herrmann no compuso una partitura extensa para dicho remake, aportó con su música para la tensión que envuelve a la historia protagonizada por James Stewart y la reconocida cantante y actriz Doris Day.
Dentro de esta producción sobresale la cantata “The Storm Clouds”, compuesta por Arthur Benjamin, quien escribió la partitura de la versión original del filme. Su importancia dentro del argumento central hizo que Herrmann optara por utilizarla nuevamente. La misma se escucha en una escena en que los protagonistas asisten a un concierto en el Royal Albert Hall de Londres. Herrmann aparece dirigiendo la obra, lo cual significó cumplir un sueño para el compositor, pues siempre quiso dirigir una gran orquesta en una sala de conciertos.
En 1958, Herrmann compuso la música original de una de las grandes películas de Alfred Hitchcock, Vértigo, un thriller psicológico protagonizado por James Stewart, Kim Novak y Barbara Bel. Esta banda sonora creada por Herrmann es considerada por los expertos como una de las más importantes en la historia de la música para cine, por cuanto es el elemento clave que marca las pautas y los puntos de inflexión dentro de la trama de la película. La música refleja a la perfección el vértigo, enfermedad que padece el protagonista, crea la sensación de falta de equilibrio y de que las cosas dan vueltas, vueltas y vueltas.
Otra de las películas en las que trabajaron Herrmann y Hitchcock fue Con la muerte en los talones, un thriller de acción estrenado en 1959, que retrata la persecución que le hacen la policía y unos delincuentes a un hombre inocente llamado Roger Thornhill, encarnado por el actor Cary Grant. Junto a él aparecieron la actriz Eva Marie Saint y el actor James Mason. La primera secuencia de este largometraje es memorable, no solo por el diseño gráfico realizado por Saul Bass para los créditos del filme, sino por la música que la acompaña. Bernard Herrmann compuso un vibrante tema que describió como “un fandango caleidoscópico diseñado para abrir el tono de la película” y también como “la desbordada danza que va a enfrentar el protagonista con el resto del mundo”.
Un año después vendría el trabajo más famoso de la sociedad Hitchcock-Herrmann, el de la clásica Psicosis, cinta estrenada en 1960, protagonizada por Anthony Perkins y Janet Leigh. Esta es sin lugar a dudas una de las bandas sonoras más recordadas de la historia del cine, y una de las obras maestras del repertorio de Herrmann.
Luego de terminar el rodaje de la película, Hitchcock no quedó satisfecho con el resultado y quiso cortar su duración para emitirla como un especial televisivo. Sin embargo, la cinta no tenía música aún, por lo cual Herrmann le dijo al director que se tomara unas vacaciones y dejara en sus manos esa tarea antes de tomar una decisión. El británico accedió y al observar la cinta con banda sonora cambió de parecer. La música era el elemento esencial que le hacía falta al largometraje. Este fue un claro ejemplo de la maestría de Herrmann, pues su filosofía era crear música que acompañara la acción desde un nivel emocional, de tal forma que el espectador pudiera descifrar la trama y develar los sentimientos e intenciones de los personajes.
En Psicosis, la música es la encargada de crear el suspenso y terror. Herrmann optó por crear una partitura para orquesta de cuerdas únicamente con el argumento de que no debía haber secciones de maderas, metales y percusión, porque la cinta era a blanco y negro. El corte que ambienta la mítica secuencia del asesinato en la ducha es uno de los más célebres en la historia de cine. Las puñaladas se acompañan de chirriantes violines que generan un efecto espeluznante y caótico que el compositor definió simplemente como terror.
Durante la segunda mitad de la década de los 50 y la primera mitad de los 60, Herrmann compuso una serie de bandas sonoras notables para el género fantástico, un ejemplo de ellas son Los viajes de Gulliver, o Simbad y la princesa. Durante este mismo período, el compositor compuso música para shows y series televisivas. Su trabajo más conocido para este medio fue la música de varios episodios de la famosa serie La dimensión desconocida, emitida entre 1959 y 1964 por la cadena CBS.
En 1962, Herrmann compuso la música para la película Cabo de miedo, del director británico John Lee Thompson. Esta cinta, estrenada en 1962, y protagonizada por Gregory Peck, narra la historia de un abogado y su familia, quienes sufren una verdadera pesadilla al ser amenazados y perseguidos por un psicópata al que el jurista ayudó a enviar a la cárcel. La música compuesta por Herrmann es una de sus más destacadas creaciones de la década de los 60. En la partitura, el neoyorquino se centró en describir la tensión, el pánico y la locura del psicópata, dando muestras nuevamente de su maestría a la hora de expresar las emociones de los personajes. En 1991, el director Martin Scorsese hizo un remake de esta película, y utilizó la misma música compuesta por Benny, sobrenombre con el cual lo conocían sus más allegados.
La partitura compuesta por Bernard Herrmann para la película Marnie, la ladrona, cinta del director Alfred Hitchcock, estrenada en 1964, y protagonizada por Sean Connery y Tippi Hedren, significó el último trabajo oficial de la relación profesional entre ambos, pues tuvieron riñas y ya no había la misma química de antes. Herrmann era un hombre de carácter difícil, y nunca dejó que un director le dijera cómo hacer u orquestar la música para una película. “Orquestar es como una huella digital. No puedo concebir que alguien más lo haga, sería como si un extraño le pusiera color a tus pinturas”, declaró alguna vez. Adicionalmente, el neoyorquino consideraba que si bien la música debía ser compuesta de acuerdo a la trama de cada película, debía funcionar también por sí sola. De hecho, el neoyorquino hizo con frecuencia varios arreglos sobres sus propias creaciones y de otros compositores.
En Marnie, la ladrona, Herrmann logró expresar con su música la terrible angustia de la protagonista y le dio un toque romántico similar al que había realizado seis años atrás en Vértigo. En 1966, compuso la banda sonora de la película Cortina rasgada, un thriller político de Alfred Hitchcock, protagonizado por Paul Newman y Julie Andrews. Sin embargo, el británico rechazó el trabajo realizado por Herrmann y dieron así por terminada su fructífera relación, una de las principales sociedades entre director y compositor de la historia del cine y las bandas sonoras.
Existen versiones que indican que la pelea se produjo porque Hitchcock quería música más comercial para esta película, pero otros creen que en realidad lo que sucedió fue un choque de egos, pues las películas del británico no estaban siendo rentables y la genialidad de la música de Herrmann no flaqueó en ningún momento. Lo cierto es que Hitchcock contrató a otro compositor para crear la partitura, el británico John Addison, y el trabajo de Herrmann fue publicado años después por el sello especializado Varèse Sarabande, a pesar de que nunca fue utilizado.
Luego de terminar su relación con Alfred Hitchcock, Bernard Herrmann se trasladó a Europa y trabajó en dos producciones del director François Truffaut, uno de los representantes de la nueva ola del cine francés de los años 60. Estas fueron Farenheit 451 y La novia vestía de negro, estrenadas en 1966 y 1968 respectivamente. En la primera mitad de la década de los 70, el neoyorquino hizo las bandas sonoras de las películas Hermanas y Obsesión de Brian de Palma.
Su último trabajo realizado fue el de la banda sonora original de la película Taxi Driver del director Martin Scorsese, la cual fue protagonizada por Robert De Niro, Harvey Keitel y Jodie Foster, y obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1976. Aquí el compositor, como de costumbre, se centró en el protagonista y expresó los sentimientos encontrados del taxista atormentado por la soledad, quien decide redimirse atentando contra un político y salvando a una adolescente que se prostituye. La música está compuesta en un estilo jazzístico y sobresale el saxofón. Herrmann obtuvo el premio BAFTA y fue nominado en los Óscar. La película fue dedicada a su memoria, pues la siguiente noche de haber terminado de grabar la banda sonora, el compositor falleció en la habitación de su hotel en Los Ángeles, el 24 de diciembre de 1975, cuando tenía 64 años.
El legado que Herrmann dejó en el arte de la composición de música para cine es un tesoro que muchos compositores, biógrafos, críticos y expertos del séptimo arte citan y elogian con frecuencia. Gracias a su metodología perfeccionista a la hora de crear un guión musical y orquestar sus partituras, así como su don y talento para crear música que se desenvolvía con solvencia en cualquier película, sin importar su género, Herrmann es uno de los pilares fundamentales en el apasionante mundo de las bandas sonoras. Su influencia hoy día, 35 años después de su muerte, sigue vigente y perdurará por siempre.
Domingos 26 de junio y 3 de julio de 2011 - 10:30-11:00 p.m. (GMT -05:00)
Estos son los links para que escuchen las dos partes del ciclo especial dedicado a Herrmann:
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